Más allá de los consejos que nos puedan dar al respecto, creo que es importante remontarnos a nuestros primeros años de estudiantes y recordar cómo fuimos construyendo nuestro propia reserva de fuentes de información (aclaro que por aquellos años no existía Internet y el soporte era casi exclusivamente en papel)
Aprendimos que un autor es fiable si lo recomienda alguno de nuestros profesores, bibliotecarios, los vendedores de las librerías, en el caso de radio y televisión algún periodista conocido, en definitiva, alguien que tenga cierta autoridad sobre el tema que indagamos. En libros buscamos información sobre el autor, dudamos de aquellos que no citan a sus fuentes o no incluyen sus propias bibliografías, observamos qué editorial está a cargo del libro, en qué año fue publicado, cuántas ediciones tiene, preguntamos,¿y vos, qué me recomendás? Y con el tiempo nos volvemos exquisitos y ya no nos conforma cualquier traducción y si encontramos libros prologados por otros autores renombrados , mucho mejor.
De manera sinuosa, entre descubrimientos y descartes fuimos cimentamos nuestra biblioteca. Ahora, cuando buscamos información relevante en Internet aplicamos prácticamente los mismos criterios , pero lo hacemos de manera tan natural que olvidamos que es un proceso que tuvimos que aprender y que es lento, trabajoso y lleno de detalles.
Pienso que a los alumnos debemos guiarlos en estos "detalles", en estas idas y venidas. Diría que es imposible aprender a identificar de un día para otro cuándo la información es válida, significativa, fidedigna. Lleva tiempo, práctica, mucha, mucha lectura y por supuesto, sentido común.
Sin embargo, y para responder a mi colega, Nicholas Burbules y Thomas Callister ( dos referentes en TIC y su influencia en las sociedades de la información) dan una serie de pautas a tener en cuenta a la hora de buscar información en Internet.
Comparto una presentación con una síntesis del tema y por supuesto, al final cito la fuente.
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